El Refugio
El Refugio

¡Hola chicos! luego de 3 días desde mi primera entrada en mi primera parte de mi novela, ¡aquí traigo la segunda parte, espero que os guste! :)

Second Chapter: River of oportunities.

Bueno, pues aquí estoy, en una base perdida en una tormenta en el desierto, con un par de hombres de hojalata que me están apuntando al culo, y sin saber qué mierda decir.

Tras casi un minuto explicando al Elder qué demonios hacía ahí, que era poco, vamos, lo mucho que pude inventarme, ya ves, yo, un inútil buscador de reliquias que como mucho encontraba agua sucia en un maletín, pues les dije que intentaba carroñar para mi familia (recordad que soy un hombre solitario), vamos, del montón, un chaval de 26 años.

Me dijo que podía irme si quería, pero con una condición: Debía matar a un ranger de la RNC, porque según el Elder estaba muy cerca del paradero de la HdA. ¡POR DIOS, NO ME JODAS! ¿Acaso alguien tenía huevos de acercarse a uno de esos cabrones? Yo mismo los veía de lejos y me iba cagando leches, voy a atreverme a pegarle un tiro, si llego a hacerlo claro. Luego me forzaron y me dijeron que si me iba más allá del perímetro de el búnker, el collarín explosivo de esclavo me explotaría, haciendo que mi cabeza fuera un amasijo de carne. En fin, dije que OK, que iba a hacer el trabajo. Me respondió que si lo hacía, podía hacer más encargos para él del exterior, y seguir trabajando para la HdA del Mojave. En fin, del miedo dije que sí. Bueno, salí de la gran sala donde estaba el Elder, llegué hasta arriba de las escaleras, accioné el interruptor y salí del refugio de la HdA. A lo lejos, casi en una colina, vi al ranger en sí. El Ranger me dijo:

-¡Eh! ¡Bandido, las manos donde pueda verlas!

Respondí:

-No soy ningún bandido, debes escucharme, por nuestro propio bien.

No sé porqué coño dije eso, nunca se me ha dado bien eso de solucionar cosas hablando o hacer algo que no sea mediante el gatillo.

-¿Qué quieres, hijo?- Respondió.

Yo dije:

-Mira, acabo de venir de un refugio de la Hermadad del Acero, seguro que los conoces de la batalla por la Helios ONE, me han dicho que si no te mataba este collarín de esclavo me explotaría la cabeza.

El soldado con toda calma y sin desesperarse dijo:

-Tranquilo, sé como desactivar estas cosas, eran de antes de la guerra, y digamos que he manipulado muchas de estas mierdas.

Con sumo cuidado me quitó el collarín. Me tranquilicé, pero duró muy poco tiempo, miré detrás y lo sabía. Me estaban siguiendo esos hijoputas de hojalata, ¡cabrones!

¿Por qué a mi joder? ¡Sólo soy un puto buscador de tesoros, un prospector, un carroñero! ¡No merezco nada de esto! Aunque en segundos pensé que me estaba bien merecido por curioso.

El ranger debió darse cuenta porque sacó una radio por satélite y mandó refuerzos.

En nada, en 5 segundos, se acercaron 6 paladines de la HdA a por nosotros, con rifles Gauss, de esos que creía que solo existían en la poca literatura que leí.

-¡HIJO! ¡Toma esta carabina de asalto y esta munición perforante, bastarán para perforar sus armaduras!

Me dijo gritando. Cogí el rifle, mientras que nosotros corrimos lo más rápido de lo que creímos, estabamos detrás de una cobertura de roca. Estábamos acojonados, se le veía en los ojos. Nunca he estado con esos cabrones de la RNC, es más, los odiaba por robar a la gente mientras se justificaban con leyes, como si fueran justos. Pero ese hombre me caía bien, más por salvarme y tener buena fe.

-¡FUEGO INTENSO! ¡Joder, mira a esos cabrones como caen!- Dijo mientras se cargaba a los paladines al mismo compás que yo. Mientras disparábamos, me pasó 13 balas, por suerte, por cada 4 tiros que disparaba mataba a un paladín. A los 4 minutos, calculo yo, murieron todos. De lejos veía a unos soldados de la RNC corriendo como locos con sus rifles de servicio de los Contrabandistas. Cuando vinieron todos, el Ranger contó todo, que aquí había un refugio de la HdA, que estaban los que no habían caido en la guerra Helios ONE, y que yo era un superviviente además de él.

Luego me dijo:

-Mira chaval, nos harían falta soldados como tú, ¡curtidos, como Dios manda!.

No sé porqué pero me sentí halagado, me sentí bien que ese veterano me dijese eso. Me ofreció un puesto en la RNC, pero ahora mismo no estaba para pensar... necesitaba dormir y comer. Beber no, porqué cerca había un lago.

Fui a un sitio cerca del Strip, no recuerdo como se llamaba, con unas chapas lo pasé bien con una prostituta y conseguí estancia en un hotel. Lo pensé todo y me dije: Pues, joder, a casi nadie le dan esas oportunidades, y menos a mí que soy un desgraciado. Además tendría acceso a el potentísimo arsenal y todo eso... Pero si recuerdo bien, mi tío Albert me dijo que mi abuelo lo mató un soldado de la RNC porque no pagaba por estar en 'tierras de la RNC'. Pero me dió igual, porque el único civilizado que quedaba era mi tío, el que no veía hace mucho tiempo. Miré mi bolsa y comprobé chapas, munición, armas... En fin, fui cerca, a una tienda que se llamaba 'Casa de apuestas de Miguel' y compré un filete de Brahmán con lo que me saqué.

Salí de ese antro, e iba rumbo a mi busca de carroña. En un asentamiento que estuve, una anciana me mejoró mi armadura reforzada de cuero, y le añadió piel curtida de Geco verde, que hacía que mi cuerpo fuera inmune a las picaduras de Cazador, mutascorpius... Y todos esos insectos asquerosos. Iba rumbo al Refugio 22, sí, esos refugios que creían los habitantes que eran simples refugios, pero en realidad era un proyecto de la empresa Vault-Tec. Todo eso me lo contó mi tío, Albert, el que sentía añoranza a él, pues él fue el que me enseñó casi todo para sobrevivir en el Yermo.

Antes de ir, pensé en pasarme por el Aeropuerto McCarran de antes de la guerra, que según el Ranger me dijo que había un campamento de la RNC y allí mismo me podía alistar.

No sé porqué razón, estaba asustado, tenía miedo. Mucho. ¿Y si esos tíos de hojalata iban a por mi hasta matarme? Bff... no sé si he hecho lo correcto, pero creo que esos paranoicos merecen morir por su paranoia con la tecnología de antes de la guerra...

En fin... Este es mi segundo día con este diario... Si alguien lo llama aventura, que se dé por aludido...