Los registros de Ulysses son una serie de seis holodiscos en el complemento Lonesome Road de Fallout: New Vegas. Fueron grabados por Ulysses.
Localizaciones[]
- Registro de Ulysses: Y-17.15: Situado justo después de las puertas cerradas de la base de Misiles de Hopeville - Estación de carga. En la parte trasera del camión volcado a la derecha de las puertas, allí hay una caja de herramientas entre las cajas militares. El holodisco está dentro de la caja de herramientas.
- Registro de Ulysses: Y-17.21: Cerca del puesto de avanzada de suministros de los hombres marcados, tras una puerta cerrada (dificultad media). Desde el marcador de mapa, dirigirse al noreste hacia el gran edificio de ladrillos. Ir directamente hacia el norte hasta llegar a la segunda señal de alto (stop), luego girar hacia el este para encontrar la puerta. La llave de la puerta se encuentra en una caja metálica dentro de un remolque al oeste del puesto de suministros. Pasada la puerta y a la izquierda, hay un conjunto de estanterías metálicas en la esquina. El holodisco está en uno de los estantes.
- Registro de Ulysses: Y-17.16: En el Crow's Nest. Subir por el edificio derrumbado y en ruinas desde el nivel de la calle. En lo alto de ese edificio, cruzar un pequeño desnivel hasta el balcón abierto del edificio contiguo. El holodisco está junto a un saco de dormir en el balcón.
- Registro de Ulysses: Y-17.22: Apoyado en una roca junto a una fogata en el callejón sin salida de la High Road. Desde la zona de descanso de Junction 7, ir hacia al este y subir la pendiente hacia la autopista. Pasada la señal de "Smitty", hay una caja metálica en el suelo. Atravesar la formación rocosa que hay detrás hacia el este, que conduce hasta la parte trasera del remolque de un camión. Desde allí, girar hacia el suroeste para ver una fogata humeante y la holocinta detrás de ella.
- Registro de Ulysses: Y-17.23: A medio camino entre el tejado de la torre Sunstone y el nivel del suelo. Al descender del tejado, la estructura metálica oxidada conducirá al Mensajero a una pequeña sala con escaleras que bajan. No hay que bajar por las escaleras. La estructura oxidada continúa fuera de esa habitación, formando un puente hacia otra habitación marcada por una bandera del viejo mundo. Entrar en la habitación marcada por la bandera y buscar un escritorio frente a una caja fuerte en una pared (dificultad media). El holodisco está sobre el escritorio.
- Registro de Ulysses: Y-17.17: Al oeste del tejado de la torre Sunstone. Detonar la cabeza nuclear para despejar el camino, luego girar a la derecha hacia la entrada del edificio que lleva a la cueva del Abaddon. A la izquierda, hay un edificio tumbado de lado, junto a un letrero de neón que dice "Saturnite". El edificio en cuestión tiene en el tejado un letrero blanco con la bandera del viejo mundo. En la planta superior, en el lado más alejado por donde se entra, hay un colchón. El holodisco está debajo del colchón.
Transcripciones[]
Registro de Ulysses: Y-17.15[]

... aquí estoy otra vez. Dejé atrás ese cráter. Me quedan unas cuantas holocintas, las del centro médico. La mujer... arregló la grabadora. Dijo que no duraría; era el pago por arreglarla a ella. No le gustan las deudas, lo respeto. Suficiente compensación, justo para oír a alguien que cree en la Hermandad del Acero. No Elijah. Distinta perspectiva. Misma locura. Me dio respuestas sobre su filosofía, su forma de ver los caminos que transitan. Puntos muertos. Vacíos. Como si la tecnología pudiera resolver algo. El Gran Vacío es la prueba de adonde lleva ese camino. Como la Divisoria y todos los caminos que conducen a ella.
Registro de Ulysses: Y-17.16[]

El Gran Vacío... Hay algo oculto allí, un cráter, tras el viento y la arena, tan hundido en el desierto que no hay vuelta atrás. Hallé el cráter por accidente, seguía los patrones del clima. El cielo de la Divisoria rasgado de esa forma, violencia humana, no de la naturaleza. Esa violencia del cielo tenía un origen. Busqué su rastro. Fue como seguir la corriente de un río. Dejé los colores para indicar el camino, como siempre, por si alguien los encuentra, para que los siga.... Puede que el mensajero. Cuando pensaba que la arena y el viento nunca acabarían... me topé con el cráter. Y allí... allí había unas instalaciones del antiguo mundo, una estación meteorológica, en el borde, arañando el cielo con electricidad y generadores. Y más allá... vi el resto del infierno del antiguo mundo, repartido en cuadros de tierra. Tenía que ver lo que había allí, no pude resistirme. En el Gran Vacío dormían cosas, la Hermandad las despertó. No se podían mover silenciosamente, no más que el oso de dos cabezas. Y cuando las despertaron, fue como si toda la historia lo hiciera a la vez. Casi no lo consigo. Casi. Me quedé con respuestas que nunca busqué.
Registro de Ulysses: Y-17.17[]

¿Alguna vez has querido hablarle a la historia, solo para saber sus motivos? Yo no. Ya no. Hay viejas historias sobre dioses y hombres, historia pasada, mitos en los que los dioses son como niños... petulantes, crueles. Esas eran las voces del Gran Vacío, el pasado. No podía dejarlas tranquilas, tenía que preguntar. Tenía que preguntar por qué. Sus respuestas eran locura. Y poder, más fuertes que yo, harían falta cien Elijah... o alguien más duro que él o que yo para batirlos en su Cúpula. No sabían por qué estaban allí, cómo habían llegado a ese punto; sus nombres... como serpientes devorándose a sí mismas, a sus propios pensamientos. Cuando todo parecía perdido, pensaba que era el final... mi ira me dio fuerzas para hacerles mi última pregunta. ¿Quiénes sois que no conocéis vuestra historia? Y despertaron. Por breve tiempo. La bandera que llevas, me dijeron, la recordamos. América. No solo era una bandera para ellos... era un lugar, una idea que les había importado. Hace tiempo. Me hablaron de cómo era crecer en aquel mundo... todo lo que habían hecho para levantarlo... para protegerlo. No sabían que había desaparecido, que... ... sin embargo, en su día les importó. Antes de olvidar su historia. Mientras hablaban... seguían viendo la sombra del mensajero detrás de ellos, dando peso a sus palabras. La historia rechazada... el hogar abandonado. Escuché. Pregunté. ¿No quedaba nada? ¿Nada que aún llevara la voz de América? Y me dijeron que yo ya había estado allí. Yo... y el otro, adentrándonos en la historia más de lo que sabíamos. Me dijeron lo que había en el corazón de la Divisoria, lo que allí podía encontrarse. Y las palabras para su despertar y quien tenía que decirlas.
Registro de Ulysses: Y-17.21[]

Vacío aquí, como las arenas del Gran Lago Salado, ecos. Redoble en el cielo de la Divisoria... como tormentambores de los Piernas Blancas. Corrí con ellos por los lechos de sal, con órdenes de César de... cortar las gargantas del oso de dos cabezas, de aislar a todas las comunidades. De usar la tormenta, el cielo. La enfermedad, el fuego, el hambre... y la violencia del ignorante para arruinar... todo lo que pudiera oponerse a él. Pero los Piernas Blancas no podían vivir por sí mismos, como la mayoría de carroñeros. Así que les dio un propósito: convirtió su hambre en un arma. Los muros de New Canaan... demasiados altos para César. Demasiado orgulloso, quizá. O quizá algo de su pasado necesitaba morir. El recuerdo de Graham. Ayudé a desenterrar alijos de Canaan y otros secretos ocultos en las arenas: búnkeres llenos de poderosas armas que hasta la Hermandad desearía. Las llamaban tormentambores y disparaban proyectiles. Les enseñaron el poder de los casquillos... para canalizar los espíritus de sus armas. A mí me llamaban... el Abanderado. Gloria en mi mano, en mi bastón que aún llevaba el peso del antiguo mundo al igual que el símbolo en mi espalda. Aprendí a usar sus armas como forma de respeto. Y cuando les tocó a ellos el turno de mostrármelo a mí... la historia reapareció de repente. No se puede escapar de lo que se ha hecho. La historia está ahí... no importa lo lejos que vayas.
Registro de Ulysses: Y-17.22[]

Caminé por el Gran Lago Salado siendo los ojos de César y, luego, su mano. Chuchos allí, de dos y cuatro patas. Vi los muros de New Canaan, carroñeros cercándola... carecían de fuerza para tomarla. Demasiado alta y fuerte. Los Piernas Blancas nacieron para la guerra, se lanzan a ella, sedientos de batalla... Pero su sed formará parte de la historia, de algo mayor. Como la legión. Como siempre, les trajo un mensaje... de César. Si New Canaan arde, César podría verlos. Podría. Hasta la posibilidad era una mentira. Para honrar a César, había que destruir la historia de New Canaan y su forma de llevarla, en sus generaciones y su familia. César respeta esa fuerza, les dije. Era verdad, aunque fuerza no fuera la palabra. Obediencia. Debéis estar dispuestos a matar a todos: niños, madres, mayores, débiles... Si los neocanaanitas valoran las generaciones, eso es lo que debéis matar. Es como si Vulpes hablara a través de mí. Usar la noche, el silencio y el fuego para tornar sus palabras en súplicas, en gritos. No hacen falta bombas si se puede utilizar el odio. Pedí a los Piernas Blancas que destruyeran un pueblo con ancestros que se remontaban a miles de años... Otra historia de muerte perdida en el tiempo. Los neocanaanitas... suministraban medicinas, alimentos, comerciaban con otros. La civilización, una mano del pasado, no historia... ... pero a lo mejor un pasado más profundo, más lejano que aquel, hasta un lugar donde este Dios... realmente existiera. En tal caso, este trabajo y la gente pertenecen a otro lugar, no a este. Otro símbolo, como el oso y el toro, sin significado en el presente.
Registro de Ulysses: Y-17.23[]

Los Piernas Blancas... querían mostrar respeto, sobornarme para conseguir el favor de César, imitando gestos y palabras... Les mostré alijos de tecnología, les enseñé el uso de la pólvora, hablé del orgullo que sentía César por quienes usan esas cosas... Mentiras. Y... ... y luego... ellos trataron de honrarme a mí, no a la legión. Una noche me llevaron ante la lumbre, me mostraron cómo habían cambiado, cómo llevaban el pelo ahora. Fue como ver a mi tribu muerta a la luz de la hoguera, dientes rojos sonriendo en la oscuridad, cadáveres ansiosos, fantasmas cubiertos de sangre. Ellos... se habían hecho trenzas como las mías, a la manera de los Cabellos Trenzados, como para mostrarme que eran como yo, parte de mí... ... pero cada uno de sus nudos hablaba de violación, violencia e ignorancia de lo que representaban. Creyeron mostrar respeto. Lo profanaron. Me perdí intentando leer sus trenzas y entonces recordé que no les habían dado sentido. No tenían historia de lo que significaban. Ni siquiera sabían el insulto que suponían sus trenzas, sus nudos... Y al verlos así, Dry Wells me volvió de repente a la memoria... Fue como ver la muerte de mi tribu, como fantasmas, llenos de odio, hambrientos, doblegándose ante César. Otra historia... que fue, que llevo yo solo.
|